En este artículo, me gustaría analizar cómo afecta la inversión pública al crecimiento económico y al estado de bienestar [1]. El impacto de la inversión pública en el crecimiento económico es distinto en cada país, ya que no todas las naciones tienen las mismas posibilidades de inversión pública.
La inversión pública puede definirse como la inversión por parte del estado en determinados bienes. Nace, tradicionalmente, de la necesidad de proporcionar a los ciudadanos ciertos bienes, infraestructura o servicios considerados de interés nacional vital [2].
En los países de altos ingresos, el debate se ha centrado, en los últimos años, en aumentar el gasto público para f rtalecer a corto plazo el mercado laboral. Este argumento se basa en estudios que demuestran que invertir en infraestructura es una de las formas más efectivas de ayudar a una economía debilitada [3]. Existe también una cantidad ingente de información que demuestra que el gasto público es un gran incentivo a largo plazo para el crecimiento de productividad y, por ende, para la mejora del promedio de la calidad de vida. En las últimas décadas se ha pasado por alto este aspecto ya que, en una ruptura con las tendencias de antaño, la aceleración de la productividad a finales de los años 90 fue mayormente motivada por las inversiones en la información y comunicación del sector privado.
No obstante, ahora nos toca aprender del pasado. Un estudio realizado a lo largo de los últimos 10 años ha corroborado el gran impacto que tiene el gasto público en el crecimiento de productividad. Según este estudio, la importancia de la inversión pública para determinar el crecimiento económico a largo plazo surge del hecho de que esta inversión no solo genera externalidades positivas en el marco de la economía mediante la organización de la educación, la salud, la investigación científica básica y la infraestructura física, sino que también puede alentar la inversión privada que, a su vez, acentúa el crecimiento económico.
Para los países de bajo ingresos, sin embargo, el gasto público puede suponer un reto. Las naciones desarrolladas, como por ejemplo los Estados Unidos, miden el impacto del desarrollo industrial mediante el crecimiento económico. Por su parte, los países en vías de desarrollo, como por ejemplo los países del continente africano, intentan resolver el reto que les supone la inversión pública, ya que normalmente destinan sus limitados recursos en la compra de materia prima en lugar de destinarlos en infraestructura.
El factor clave que me gustaría destacar es la necesidad de admitir las dificultades que actualmente impiden el crecimiento económico, así como la necesidad de insistir en que un cambio de mentalidad sobre el gasto público puede repercutir positivamente en el PIB. Y, todo ello, sin olvidar que las soluciones de inversión pública serán distintas en cada país.
[1] El estado de bienestar hace referencia a una forma de gobernanza en que el gobierno tiene un papel fundamental en la protección y promoción del bienestar económico y social de sus ciudadanos.
[2] Lee, S.(s.f.). Public investment. En Encylopaedia Britannica. Recuperado desde https://www.britannica.com/topic/public-investment. (Consultado: 21-4-2020) [3] See Zandi (2011), CEA (2010), CBO (2012), Woodford (2011) y Hall (2009), por su representativa investigación sobre la extraordinaria eficacia del gasto en infraestructura como una política de estabilización macroeconómica.